15 nov 2013

Añosidad


Subía por la plaza mayor
atravesando un arco 
que da a la calle Matasiete.

Una mujer, muy mayor se agarraba
a la pared de piedra
intentando subir con mucho esfuerzo
tres escalones.

Le ofrecí mi brazo,
yo iba realmente cargada
pero ante aquella visión
todo se aligeró.
Una mujer muy mayor
con heridas de caídas por la frente
en las sienes.

Decía estar desorientada
no podía encontrar la puerta de su casa.

Terrible

Toda la vida viviendo en el Húmedo
y ahora, con más de 80 años estaba perdida,
una bata en su mano enrollada
pasitos pequeños e imprecisos
ojos dispersos...
alzheimer vejez añosidad
inexorable paso del tiempo 
que no perdona.

En ese momento pensé que quizás,
dentro de unos años
unos cuantos años
esto podría ocurrirle a uno de mis hijos
ese desconcierto, esa tristeza soledad vejez
o a mí misma.

Y sentí una enorme y profunda compasión
por aquella mujer
perdida
a quien quizás nunca vuelva a ver.